Poco a poco oiremos hablar de la
“Keysimania” que en principio no nos dice nada y como mucho llama nuestro
interés por conocer semejante vocablo que los puristas no admitirían por su
artificialidad; pero al margen de los dogmas, lo cierto es que la palabra
esconde unas formas de vida de entender y de enfrentarse a los problemas
cotidianos que cada uno tiene en su devenir diario. Hablar de la “Keisymanía”
es definir una manera de entender la
disciplina, el orden y la disposición al sacrificio para conseguir y alcanzar unos objetivos que nos motiven para seguir
adelante con nuestras ideas y nuestro pensamiento.
Hablar del Keysi es definir un
estilo de enfocar las enseñanzas de las disciplinas de defensa que nos ayuden a
vencer situaciones de alto riesgo o que simplemente nos den las pautas para
persuadir a nuestro contrincante de la inutilidad de iniciar una confrontación
si no se tienen las fuerzas necesarias para
conseguirlo con cierto éxito, aunque sea meramente lingüístico.
Si no sabes lo que es el Keysi , seguirás
viviendo igual a lo largo de todo tu
vida, siempre que no tengas ningún contratiempo en la calle ni te veas sometido
por casualidad o por avatares del destino a situaciones de indefensión, donde
la marginación personal y la propia
autoestima quedan arrastradas por el suelo, en los mejores casos; cuando más,
el sujeto se ve sometido a una fuerte paliza que merma sus sentidos y casi elimina su actividad física, su yo
existencial y rebaja su autoestima al grado de
paria social.
Por qué ocurren estas
situaciones, que a veces, sin
provocarlas y sin participar en una reyerta callejera nos vemos envueltos en
ellas, perdiendo además de nuestra compostura habitual y
nuestra dignidad personal, en el mejor de los casos; pues lo habitual es que
suframos una importante agresión que nos genere
algunas mermas físicas o psíquicas y es que a estas situaciones nos vemos expuesto sin
pensarlo y sin buscarlo, y, lo que es
peor: no estamos preparados para afrontarlas.
La pregunta es: ¿qué hacer en
estas circunstancias? , ¿cómo
defendernos de estas agresiones? o simplemente ¿cómo podemos neutralizarlas
para poder salir de ellas? Estas
preguntas u otras parecidas nos hacemos siempre que nos hemos visto
sometidos a una fuerte situación de estrés con
cierto riesgo para nuestro físico. La repuesta a esta situación es parecida a lo que me
planteaba un buen amigo, cuando me decía que él nunca baila en las reuniones
sociales o en las salas de baila, por lo que evita esta situación, pues
simplemente no sabe bailar y muchas veces le gustaría aprender y ser un docto
en la materia para poder desarrollas sus habilidades y disfrutar de una buena
compañía. En la lucha, y, muy especialmente el las reyertas callejeras, el saber defenderse o simplemente el saber
esquivar los posibles golpes de nuestros agresores pueden ayudarnos a salvar
nuestra vida o a solventar simplemente de forma expeditiva una situación de
alto riesgo que sin esa preparación nos podría originar importantes secuelas
físicas o psíquicas.
Por eso a partir de ahora, oirás
hablar de la “Keysimania” o la
disciplina que nos ayude a salvarnos de situaciones críticas o simplemente a
saborear a través de un método y una disciplina a desarrollar nuestras cualidades como individuos
que nos preparan a controlarnos y a
saber comportarnos en todo momento, incluso en la lucha como último recurso.
Como describe de forma muy acertada el escritor Edmund
Burke en el siguiente proverbio:
“Para que triunfe el mal, basta
con que los hombres de bien no hagan
nada” y es que con el lamento y el temor sólo se consigue abrir más la heridas
y no sanarlas. Si vienes a nuestro blogs de “Keysimania” te enseñaremos a saber
buscar lo mejor de ti, para que sólo des lo mejor que
tienes a los demás con
naturalidad y racionalidad, haciendo
útil el axioma de “duti an abuti”, usar pero no abusar.
Bienvenido al conocimiento del
arte de luchar sin resentimiento con la caballerosidad que te da el conocimiento
y el dominio de la lucha. Cultivemos el desarrollo de nuestro cuerpo sin
olvidar cultivar nuestra mente, pues incluso hasta para luchar hay que se un caballero y tener ciertas dosis
de humildad y humanidad que nos
distinguirán de aquéllos que no tienen más regla que la violencia como baluarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario